miércoles, 13 de mayo de 2009

VISITA DEL DR.OSCAR ARIAS S. PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

No tengo palabras para describir cuán conmovido me sentí cuando supe de la existencia de un Conservatorio en Playa Pochote, Puntarenas. La idea de niños, niñas y jóvenes recorriendo caminos en mal estado, a pie o en bote, en bicicleta o a caballo, a través de manglares yy parajes inhóspitos, para acudir a una escuela a aprender a tocar un instrumento musical, a practicar un deporte, o a pintar un cuadro, me llenó de fe en el espíritu humano. A veces la flor más hermosa, es la que crece en la parte más alejada y espinosa del bosque.

Es curioso que esta escuela se ubique precisamente en Playa Pochote. Este es un árbol que siempre me ha llamado la atención, por su corteza agresiva. Uno pensaría que el pochote rechaza todo a su alrededor, y no quiere nada vivo subiendo entre sus ramas. Las espinas que vemos en su tronco, me hacen pensar en el tipo de vida que algunos de esos niños y jóvenes han debido enfrentar. Una vida en que la pobreza, la falta de oportunidades o la frustración, pueden hacer brotar en cada uno de sus corazones, gruesas espinas. Espinas que en primera instancia, pueden impulsarlos a rechazar a los demás, a construir un mundo aparte cargado de dolor y resentimiento, como los pochotes que se yerguen uno al lado del otro, sin nunca llegar a tocarse.

Pero si alzamos la mirada, si vemos más allá del tronco del pochote, veremos que en sus ramas anidan pájaros y ardillas, veremos su flor llena de belleza en el verano, y el viento que se mece sobre sus ramas. Sabremos que la vida es posible a pesar de las espinas, y que sólo hay que escalar un poco más alto, llegar un poco más lejos, para encontrar una realidad mejor.

Eso es lo que han logrado los profesores de ese Conservatorio. Han hecho nacer la flor del pochote en los corazones de esos niños y jóvenes. Han traído belleza, alegría, vida y entusiasmo a una comunidad que es hoy muy distinta de lo que era hace apenas unos años.

Han visto más allá de las circunstancias, más allá de los obstáculos. Esa es la diferencia entre las personas comunes y los soñadores: unos ven el mundo como es, otros lo ven como puede llegar a ser. Y ¿quién no puede soñar con el arte?

Aún desde el estero que desde esa playa alcanza el Océano Pacífico, puede uno imaginarse los contornos del río Danubio que nos describe Strauss en su vals. Aún en las lagunas que se forman que se forman cuando naja la marea, puede uno evocar El Lago de los Cisnes de Tchaikovski. Aún en las flores exóticas de la playa, y en el verde intenso del verano tropical, puede uno imaginar las notas de la Primavera de Vivaldi. Quien conoce el arte vive en todas las edades y en todos los espacios, en todas las culturas y en todos los movimientos, en todos los estratos sociales y en todos los círculos humanos. Quien conoce el arte no tiene más  límite que su imaginación, y sus flores crecen aún cuando hay espinas, aún cuando hay obstáculos, aún cuando hay dificultades.

Entre más niños y niñas puedan inclinar suavemente su cabeza sobre un violín; entre más adultos puedan estremecerse ante la vista de sus hijos integrando una orquesta; entre más jóvenes puedan comprender la disciplina que encierra el arte, pero también su milagro, éste será un país más justo, más solidario y más lleno de esperanza para todos.

Dr. Oscar Arias Sánchez

Presidente de la República

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