jueves, 14 de mayo de 2009

MANGLE...MAR...Y VIOLONCHELOS












“Hay seres que nos dejan profundas enseñanzas: siendo ellos mismos los que dispensan su sabiduría. He tenido la suerte de encontrarlos en mi camino. Esas personas me sumergen en lo cotidiano, confirmándome habitante de un lugar y un tiempo específicos... “

 

Como muchos,  Don Trino llego a Pochote……hace 54 años y el pueblo ya existía, no como lo conocemos hoy, unas cuantas casas, unas cuantas familias, el mar, el estero y el manglar;  este conjunto   los hechizo…….

Los grandes latifundios conformaban la estructura geográfica del área. Pescadores, sabaneros y pequeños agricultores, la fuerza de trabajo.

La escuela  se inicio en un galerón, allí se impartían clases, casi al aire libre. Para los escasos niños, que después de participar en las labores del campo, la pesca o las labores del  hogar, tomaban su lápiz y cuaderno y con una  sonrisa en sus ojos tomaban el camino hacia la escuela…….

Un día la “lancha” empezó a atracar, allá en el estero, en Puerto Pochote en donde todavía hoy encontramos las antiguas bases que alguna vez soportaron aquella, hoy vieja, estructura.

Se convirtieron esos días en “días de mercado”, muchos  venían, otros se iban y la compra o “el trueque” se veían  por doquier,  las carretas, las mulas y los costales transformaban el pacifico ambiente del estero……..y de Pochote.

Para los niños un día de fiesta….soñando con algún día poder viajar en aquellos “barcos” a sitios mágicos, a vivir aventuras que remontan a mundos de piratas y tesoros y desvalidas princesas que rescatar………………..

Al observar  como se acercaba la lancha, aquella mancha  sobre la cubierta, empezaba definirse en las diferentes formas que  componían  aquella  sinfonía multicolor, la que se deslizaba sobre las mansas  aguas del estero emitiendo un ruido atronador  .

Al caminar por las calles de Pochote, llaman la atención las caras de los niños, cargadas de esperanzas, de un futuro mejor;

Niños mujeres y hombres, costales, cajas de madera, gallinas, cerdos y perros, así como algunas aves de corral, daban forma a aquella imagen que ahora tomaba sentido……….. ¡LLEGO LA LANCHA!

Y….con este suceso comenzó a cambiar la vida en Pochote.

La calle de acceso al embarcadero sirvió inicialmente para establecer el diseño urbano, básico de esta comunidad. Dos hileras de viviendas empezaron a aparecer a ambos lados de la calle, en su mayoría, construidas en madera y techos de palma.  Caracterizan en sus fachadas la actividad de sus moradores. Sin el latente peligro de un automóvil, los niños juegan en las calles como una extensión del jardín de sus casas,  de allí al potrero y de allí “al Manglar”, al estero y al mar.

Los pobladores de Pochote no provien de un mismo lugar, Puntarenas, Alajuela, San José……., pero hoy día pertenecen a Pochote, este es su hogar,  y como Don Trino………están hechos de Mangle y Mar.

Pochote es un pequeño pueblo enclavado en el sector norte de Bahía Ballena. Lo que lo diferencia de otros asentamientos costeros del país, es que Pochote se encuentra prácticamente sobre el agua. Es el hogar de pescadores ,de trabajadores agrícolas y turisticos. Es un sitio ideal, dadas las condiciones naturales que presenta: un rico Manglar, un estero de una belleza increíble, una riquísima biodiversidad, una playa compuesta de grises y suaves arenas  y  de aguas transparentes. El océano forma un estuario que cambia radicalmente la flora y la fauna local. En algunos sectores se convierte en un humedal, sirviendo como laboratorio natural para la restauración de varias especies silvestres de aves, peces, moluscos y flora.

Es el punto de partida de botes de pesca, pesca deportiva o simples paseos en lancha, que irrumpen dentro de  ese espejo de tonos esmeraldas que forman el conjunto del Estero y el Manglar.

No cuenta con una infraestructura turística adecuada, pero sin duda, es un destino obligatorio, para saborear la cocina local, fundamentalmente los mariscos. Disfrutar de las tranquilas aguas de la bahía, en donde si la suerte lo acompaña, en cierta época del año, podría sorprenderse con el espectáculo que brindan las ballenas, que en su búsqueda de aguas mas tibias visitan esta mágica bahía. Las  tortugas realizan su llegada año a año desde tiempos inmemoriales, entre los meses de octubre a noviembre, para depositar su semilla de vida en las cálidas arenas que servirán de vientre al futuro de su especie.

Por su posición en la bahía, es un sitio privilegiado para observar los atardeceres, que acompañados por una orquesta de grillos y chicharras, tiñen de plata las mansas aguas que acarician las grises arenas de su playa.

Pero como no hablar de su gente, humildes trabajadores, que día a día retoman sus quehaceres en busca del sustento diario para sus familias. Para narrar la real historia de Pochote debemos  descubrir la “fe bronceada” de sus habitantes, recuerdos ancestrales de niñeces perdidas en los caminos del tiempo.

un niño cabalgando sobre su bicicleta, haciendo malabares para mantener el equilibrio, pues bajo un brazo carga una tabla de surf y sobre la espalda………su violonchelo.

 Coloridas viviendas caracterizan la arquitectura de Pochote, llenas de recuerdos que evocan  al mar, fiel compañero en este largo navegar de este pueblo luchador, que aun en condiciones extremas, intenta sobrevivir con dignidad. El pueblo de Pochote, no solo es números y estadísticas, es un conjunto, de vivencias, de historias, de sueños e ilusiones y de un mañana incierto.

 Al caminar por las calles de Pochote, llaman la atención las caras de los niños, cargadas de esperanzas, de un futuro mejor; pero hoy, agradecidos con lo que la madre naturaleza les a regalado: un  pedacito de Paraíso.

“La vida no está a la espera del color verde en los semáforos de la contaminación. Se siente más intensamente su vibración en la orilla de Playa Pochote, seduciendo, vulnerando, anclando su bienvenida con todo el misterio y la magia que embargan naturaleza, gente y música.”

En Pochote, aparte de sus atractivos naturales y ecológicos, destaca así mismo la actividad cultural, en este momento liderada por un Escuela de Música, parte del Proyecto Integral Harmony, a la cual la población de Pochote tiene acceso ilimitado, y la organización de la misma trabaja intensamente en la conformación de la primera Orquesta de Cámara de la Península de Nicoya.

Hoy día, es  usual en este atípico pueblo, toparse con un niño cabalgando sobre su bicicleta, haciendo malabares para mantener el equilibrio, pues  bajo un brazo carga una tabla de surf y sobre su espalda………su violonchelo.

 

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