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miércoles, 27 de enero de 2010

CIMP 2010 ...UNA PAUTA EN LA INSTRUCCION MUSICAL


El CIMP 2010 ha marcado una pauta en la instrucción musical costarricense. El encuentro entre el talento joven y las experimentadas batutas de los maestros Joseph Lee, Gabriela Mora y Blancalicia Siliézar junto al mejor equipo de instructores como lo son los maestros, Guido Calvo, Patricia González y Jorge Siliézar , dio el fruto esperado por la dirección general del CIMP, liderada por la Sra. Jenny Chévez.


Debemos hacer una mención muy especial al Maestro Paul York, instructor principal de “chelos”, hoy, su corazón pertenece a Pochote, cada uno de los estudiantes que gozaron del privilegio de su guía , lo van a recordar por siempre , como músico , como maestro, pero ante todo por su calidad humana y su sensibilidad social.

El director invitado , el maestro Joseph Lee, irradió energía , pasión , paciencia , un corazón dispuesto a regalar , a compartir , estableciendo un compromiso con cada uno de ellos en la búsqueda de su “música interna” .

Que gusto , que privilegio ver dirigir a la maestra Gabriela Mora, la pasión tiene su nombre. Que orgullo saberla costarricense y sobre todo parte de la familia del CIMP.

Las instalaciones de la Escuela de Música Harmony –Pochote fueron la sede de este encuentro y la Música, nuestra principal invitada, tomo Pochote.

Los chelos, los violines, las violas y contrabajos se volvieron parte del paisaje cotidiano de esta pequeña comunidad costera, cuyo nombre, Pochote, hoy recorre el mundo.

Las sombras de las palmeras se transformaron en áreas de estudio, los troncos de la playa en atriles y asientos, en donde los participantes del CIMP trabajaron durante largas horas en búsqueda de la excelencia. Entre partituras y cuerdas y el sonido del mar las orquestas empezaron a “sonar”.

Antes y después del CIMP, así se marca la historia en este 2010, una instrucción musical de calidad, para todos.

La presencia de los maestros Lee y York contribuye a la calidad y excelencia propuesta para este Campamento Internacional de Música Pochote y en donde hubo una clara muestra de la calidad de esta nueva camada de jóvenes valores de la música. Esto reafirma al CIMP, como el “campamento de música” más importante a nivel centroamericano.

La playa fue un marco esplendoroso para este “festival de música”.

Humberto Vargas, el grupo de danza folclórica “Nuestra Tierra”, Dionisio Cabal, Azhaar Saffar, María Woodward y José, el cuenta cuentos, llenaron de pasión, de compromiso y de alegría “las noches del CIMP”. Solidaridad ante todo, dejo de ser un sueño, para convertirse en una realidad.

Un concierto en la playa bajo un cielo plagado de estrellas, cobijó, al primer concierto de las tres orquestas, resultado del trabajo realizado durante estas dos primeras semanas de enero…que forma de empezar el año!!!... “A TEATRO LLENO”… así premio la audiencia los conciertos programados en Playa Pochote, Los Delfines Golf & country Club y el Teatro Eugene O’Neill del Centro Cultural Costarricense Norteamericano.

La trova, el jazz, la música, el folclor costarricense, y los cuentos le hicieron compañía a Vivaldi, Piazzolla, Corelli, Barber y Host. Estos repertorios nos hicieron viajar en el espacio y el tiempo.

Los conciertos realizados , demostraron los altos niveles de calidad obtenidos, el profesionalismo de un equipo, el compromiso de una comunidad, que sueña con convertirse en un modelo de desarrollo , en un centro de cultura, con el compromiso de construir un mejor futuro para estas nuevas generaciones que hoy “empuñan” un instrumento musical.

Estas son las armas para cambiar al mundo. Esta es la imagen que queremos impulsar de esta Costa Rica del siglo XXI.

Renovar esperanzas a través de la música, cumplir ilusiones haciendo música…se alcanzaron las metas…se sobrepasaron las expectativas….hubo simbiosis.

Simbiosis social impulsada principalmente por: la Familia Thomson, Harmony Developments ,Don Rolando Badilla, doña Julie, Credomatic, Manchester Development, Naviera Tambor, Purdy Motor, Europcar, Funearmude, Teatro Eugene O’Neill y el SINEM. No podemos olvidar el aporte incondicional de Ana, Ruth y Sofi, de don Alberto, quien encontró acá un “montón” de nuevos hijos y de muchos más que aportaron su granito de arena para construir este “castillo de ilusiones”

Hoy, seguimos trabajando, llenos de energía, con más ilusiones, en búsqueda de la superación constante…hacia el CIMP 2011.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

EL PRIMER CONCIERTO!!!!!!!!!




Hace más de dos años y medio, cuando apenas dábamos los primeros pasos hacia esta aventura , ninguno de nosotros imaginábamos lo que ayer 1 de diciembre de 2009, se hizo realidad.
Por primera vez en la historia del área sur de la península de Nicoya un grupo de 150 niñas, niños y jóvenes entre los 5 y los 17 años realizaron su primera presentación con la ORQUESTA SINFÓNICA DEL MAR, en el marco del primer concierto de la “Gira 2009”, la primera gira de conciertos de nuestra “orquesta del Mar. De la mano del director Jorge Siliézar, interpretaron piezas como: “A la Mañana, el Primer Noel, Se Oye un Canto en Alta Esfera, y nuestras “pulguitas”, como cariñosamente las llama la directora del programa de Cóbano, Jenny Chévez, interpretaron “Estrellita” y su variaciones, ellos fueron el centro de atención del público presente… literalmente…no lo podían creer.
La “Orquesta “, debutó con gran suceso, se ganaron la admiración de  todos los que allí estuvimos presentes, con aplausos, lagrimas y más aplausos premiaron el esfuerzo de cada uno de estos “jóvenes músicos”.
Esta “avalancha” musical inició en Pochote y ya abarca a las poblaciones de Cóbano, Paquera, San Rafael, Valle Azul, Río Negro, Montezuma, Vainilla, Pánica y Tambor entre otras.
Hoy el compromiso es aún mayor, con cada concierto vamos creciendo musicalmente pero sobre todo nos vamos arraigando en los corazones de todos los que creyeron en nosotros, los que de una u otra forma nos dieron la mano y han hecho  de este sueño una realidad, el sueño de llevar la cultura a esta península de Nicoya, el sueño de crear un mejor mañana para nuestras nuevas generaciones, el sueño de ver caritas sonrientes y música en los corazones de nuestra juventud.
LO QUE AYER SUCEDIÓ, ES UN HITO EN NUESTRA HISTORIA, APENAS EMPEZAMOS, LAS PUERTAS SE HAN ABIERTO Y LAS ILUSIONES VUELAN DE NUEVO.
PARA TODOS LOS QUE TRABAJAMOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE ESTE  “PROYECTO”… AYER, LLEGÓ LA NAVIDAD.
MIL GRACIAS “CHIQUILLOS” POR ESTE REGALO….
NUESTRO COMPROMISO…NO DETENERNOS, SI DIOS ASI NOS LO PERMITE.

jueves, 28 de mayo de 2009

EL INICIO...


La agenda de los quehaceres del año 2007, marcaba 26 de Mayo, día de trajines distintos llenos de ansiedad y locura. Uno de nuestros colegas, había cancelado su participación en una actividad en “Los Delfines” cerca de Playa Tambor así que luego de tocar hasta las tres de la tarde en el Hotel la Condesa, iniciamos el viaje que nos llevaría sin saberlo al futuro de los sueños, había que tomar el ferry de las seis y corriendo por aquí, acelerando por allá, lo alcanzamos… ¡Ah! Que travesía!. Desembarcamos en Paquera y de ahí treinta minutos más a toda máquina, había que llegar a tiempo. Carlos Roberto “Pipo” Chávez  y “Ricardito” Fonseca nos estaban esperando, listos para toca, de no ser porque el equipo estaba en nuestro automóvil.

Llegamos más que ajustados pero a las 7:50 ya estábamos listos para iniciar. Escuchamos un par de discursos de una empresa constructora comprometida con el ambiente y el desarrollo de la zona, lo que nos sonó a bla, bla, bla, como todos los discursos políticos. Luego vino la música, el vino y después de dos horas la cama.

Alrededor de las 8:30 de la mañana del día siguiente, Pipo, Ricardito, Jenny y yo, acompañados de toda una comitiva; subimos a desayunar. En el trayecto que va desde las habitaciones hasta el restaurante, encontramos a este enigmático personaje, Guillermo Hoppe, el cual nos invitó a cenar con ellos aquella noche.

Pipo y Ricardito, debían regresar temprano a San José así que únicamente Jenny y yo aceptamos la invitación; cerca del medio día Guillermo pasó por nosotros para llevarnos a conocer el lugar y sus maravillas naturales, y nos invitó a almorzar en “Bahía Ballena” no sé y no creo que ninguno de los que estábamos en la mesa sepa como vino la conversación, pero en un momento estábamos hablando acerca de la creación de una Escuela de Música en la Bahía… sin más y sin conocernos, preguntó - ¿Cuánto se necesita?.. - ¿Hecho?.. – ¡Hecho!.. Y así, sin saber cómo ni por qué, el rumbo de nuestras vidas estaba dando un giro de ciento cincuenta grados.

Cerca de las ocho de la noche, compartimos con un grupo de desconocidos, en un lugar desconocido y sin saber quien pagaría semejante cuenta, nos presentaron a un macho de ojos azules Donald Thomson y a su esposa, Terry Lee, ellos pagarían la cuenta, no solo la del restaurante sino también la de aquella alocada idea.

Por la mañana luego de aquel festejo visitamos una escuelita, en un lugar que a nuestros ojos no era más que una calle polvorienta… rodeada de unas cuantas casas, en donde el sol hervía con su furor los humildes techados.

Ahí en ese recóndito lugar, conversamos con los niños y tocamos algo para ellos; su sorpresa fue la nuestra y su alegría empezó a llenar nuestros corazones, entonces don Don, aquel rubio de ojos azules dijo, -creo que ya encontramos en donde…- un par de horas después estábamos tocando una vez más, en ese mismo pueblito pero esta vez para otro rubio de ojos azules, quien estaba vendiendo un pedazo de este paraíso llamado Pochote y que al escuchar acerca de nuestra idea, secó sus lágrimas y estrechó la mano de Don.

Teníamos entonces el lugar, pero ¿a quien?, esta es una comunidad tan pobre que quién podría pagar un centavo por clases de música y ese fue el mejor momento de nuestra historia, - a ellos – a los que no pueden pagar, a los que estén deseosos de aprender y que sueñan con ser protagonistas de su propia historia descalza. A aquellos de “fe bronceada” diría mas tarde un gran amigo y compañero, a estos desprovistos económicamente, a todos.

Un mes más tarde y no con menos peripecias que las descritas en las anteriores líneas, llegamos una vez más a Pochote, pero esta vez llegamos para quedarnos. Ahí nos recibió en el segundo piso de un lugar más bien deteriorado, un hombre con media centuria sobre sus hombros, de mirada profunda y sonrisa amable; apretó mi mano y saludó cordialmente a Jenny, Hänsel Hoppe, nos recordó, ayudándonos a subir nuestras maletas nos indicó el lugar donde pasaríamos aquella noche. Quien habría de pensar que este personaje singular tendría tanto por aportar a este sueño, pero por el momento a dormir.

Mañana maravillosa, al salir al balcón, la vista inmejorable, mostraba un mar azul profundo y un cielo despejado. Las arenas se extendían más allá de donde mis ojos alcanzaban y la brisa fresca de aquella mañana nos mostraba una vez más el paraíso.

Durante las dos primeras semanas, no tuvimos ningún éxito, el pueblo quería saber quienes éramos y que hacíamos ahí; y que queríamos a cambio de esas clases gratuitas.

Fue de Terry, la idea de empezar a trabajar en la escuela primaria colaborando con el programa de música, enseñando los himnos patrios, ayudando a mejorar los actos cívicos y en fin cualquier cosa que nos permitiera acercarnos a la comunidad.

Poco tiempo después tuvimos nuestra primera lista de alumnos, ¡todos querían tocar guitarra por supuesto!, pero una niñita morenita levantó la mano y afirmó – yo quiero tocar violín- probablemente mis ojos brillaron como nunca antes, y sin esperar dos veces al día siguiente ya se encontraba en su primera clase.

Dos meses pasaron, y nuestro haber instrumental se limitaba a un violín, el mío, un cello. el de Jenny y un piano electrónico. Aún así los niños no faltaban ninguna tarde y si debían esperar turno o no, ellos estaban ahí. Conseguimos hojas, lápices de color, rompecabezas, cartas y un sinfín de utensilios para entretenerlos; pero todavía no había instrumentos. Una noche después de que aquella primera niña, tocara las cuerdas al aire, para un grupo de extranjeros, empezó la siguiente etapa de esta locura, que para aquel momento se llamaba Escuela de Música Harmony.

Llegaron nuestros primeros instrumentos, fruto de donaciones y en especial fruto de un alto aporte económico de aquella empresa del logo gris “Harmony Development”.

El año siguió su curso, como era de esperar muchos vinieron, muchos se fueron, aquel que tocaba hoy violín mañana quería cello y viceversa. El invierno inundó las aulas, los caminos se volvieron intransitables, de orilla a orilla aquella, que en verano era polvo ahora era barro… pero los niños seguían viniendo.

Al pasar  de los días, nuestra familia aumentaba en número, contábamos con Wendi, una joven madre tenaz y audaz, quien mantenía todo en impecable orden, Hänsel, que llenaba nuestras cabezas con sus ideas llenas de ilusión y verdad, Jenny, ganaba corazones a través de su peculiar encanto, Tey, con sus ánimos de baile y su largo historial de secretaria a cuestas y yo. Para entonces Terry Lee se encargaba del manejo administrativo, el cual consistía en revisar como se hacía para cubrir todos los gastos de la institución, cuando en el mejor de los casos teníamos a lo sumo siete estudiantes con posibilidad de pagar. Un día llegó nuestro flamante nuevo encargado de seguridad, Juancito, quien en realidad trabajaba para la compañía Harmony como operario en Gipson y como quien no quiere la cosa con un montón de cursos de ingeniería informática bajo el brazo; pero debido a la necesidad de la Escuela y gracias a la influencia de Terry, fue cedido a nuestro proyecto. Al cual le faltarían dos elementos más que llegarían hasta el año 2008, Jennifer, quien se encargaría de potenciar el rendimiento académico de los niños, el cual por lo general era bastante bajo y Tita, joven egresada de  arquitectura, que trabaja intensamente en el diseño de la futura infraestructura de “nuestro” pueblo.

A salto y brincos concluyó el año, con un sin fin de actividades, todos estábamos maravillados, los niños con un gran esfuerzo y haciendo gala de su tenacidad, convirtieron aquella adversidad en una maravillosa cantata, aquel arduo calor en un delicioso recital y aquella incredulidad de los primeros días en la fe más certera. ¡Pochote es futuro!

El viernes 14 de diciembre, a las siete en punto de la noche, se encendieron las luces de nuestro flamante escenario y los niños irrumpieron el lugar mezclando el sonido de las  olas con el de sus blancas voces. Aquella fue una noche memorable para el pueblo, la gente no cabía en su admiración y nosotros sentíamos que el esfuerzo nos tendía sus frutos.

Vestidos de dignidad y en sus mejores galas, dio inicio el recital del sábado 15, en el cual niños y jóvenes mostraban lo aprendido durante aquellos meses de deleite. Los aplausos no se hicieron esperar y nuestra abarrotada sala, se llenaba una vez más de algarabía.

No fue menor la algarabía que mostraron aquellos infantiles rostros durante la fiesta de final de año, el primero de todos los que vengan, el primero de un sueño eterno…

JORGE SILIEZAR RUIZ

 

jueves, 14 de mayo de 2009

MANGLE...MAR...Y VIOLONCHELOS












“Hay seres que nos dejan profundas enseñanzas: siendo ellos mismos los que dispensan su sabiduría. He tenido la suerte de encontrarlos en mi camino. Esas personas me sumergen en lo cotidiano, confirmándome habitante de un lugar y un tiempo específicos... “

 

Como muchos,  Don Trino llego a Pochote……hace 54 años y el pueblo ya existía, no como lo conocemos hoy, unas cuantas casas, unas cuantas familias, el mar, el estero y el manglar;  este conjunto   los hechizo…….

Los grandes latifundios conformaban la estructura geográfica del área. Pescadores, sabaneros y pequeños agricultores, la fuerza de trabajo.

La escuela  se inicio en un galerón, allí se impartían clases, casi al aire libre. Para los escasos niños, que después de participar en las labores del campo, la pesca o las labores del  hogar, tomaban su lápiz y cuaderno y con una  sonrisa en sus ojos tomaban el camino hacia la escuela…….

Un día la “lancha” empezó a atracar, allá en el estero, en Puerto Pochote en donde todavía hoy encontramos las antiguas bases que alguna vez soportaron aquella, hoy vieja, estructura.

Se convirtieron esos días en “días de mercado”, muchos  venían, otros se iban y la compra o “el trueque” se veían  por doquier,  las carretas, las mulas y los costales transformaban el pacifico ambiente del estero……..y de Pochote.

Para los niños un día de fiesta….soñando con algún día poder viajar en aquellos “barcos” a sitios mágicos, a vivir aventuras que remontan a mundos de piratas y tesoros y desvalidas princesas que rescatar………………..

Al observar  como se acercaba la lancha, aquella mancha  sobre la cubierta, empezaba definirse en las diferentes formas que  componían  aquella  sinfonía multicolor, la que se deslizaba sobre las mansas  aguas del estero emitiendo un ruido atronador  .

Al caminar por las calles de Pochote, llaman la atención las caras de los niños, cargadas de esperanzas, de un futuro mejor;

Niños mujeres y hombres, costales, cajas de madera, gallinas, cerdos y perros, así como algunas aves de corral, daban forma a aquella imagen que ahora tomaba sentido……….. ¡LLEGO LA LANCHA!

Y….con este suceso comenzó a cambiar la vida en Pochote.

La calle de acceso al embarcadero sirvió inicialmente para establecer el diseño urbano, básico de esta comunidad. Dos hileras de viviendas empezaron a aparecer a ambos lados de la calle, en su mayoría, construidas en madera y techos de palma.  Caracterizan en sus fachadas la actividad de sus moradores. Sin el latente peligro de un automóvil, los niños juegan en las calles como una extensión del jardín de sus casas,  de allí al potrero y de allí “al Manglar”, al estero y al mar.

Los pobladores de Pochote no provien de un mismo lugar, Puntarenas, Alajuela, San José……., pero hoy día pertenecen a Pochote, este es su hogar,  y como Don Trino………están hechos de Mangle y Mar.

Pochote es un pequeño pueblo enclavado en el sector norte de Bahía Ballena. Lo que lo diferencia de otros asentamientos costeros del país, es que Pochote se encuentra prácticamente sobre el agua. Es el hogar de pescadores ,de trabajadores agrícolas y turisticos. Es un sitio ideal, dadas las condiciones naturales que presenta: un rico Manglar, un estero de una belleza increíble, una riquísima biodiversidad, una playa compuesta de grises y suaves arenas  y  de aguas transparentes. El océano forma un estuario que cambia radicalmente la flora y la fauna local. En algunos sectores se convierte en un humedal, sirviendo como laboratorio natural para la restauración de varias especies silvestres de aves, peces, moluscos y flora.

Es el punto de partida de botes de pesca, pesca deportiva o simples paseos en lancha, que irrumpen dentro de  ese espejo de tonos esmeraldas que forman el conjunto del Estero y el Manglar.

No cuenta con una infraestructura turística adecuada, pero sin duda, es un destino obligatorio, para saborear la cocina local, fundamentalmente los mariscos. Disfrutar de las tranquilas aguas de la bahía, en donde si la suerte lo acompaña, en cierta época del año, podría sorprenderse con el espectáculo que brindan las ballenas, que en su búsqueda de aguas mas tibias visitan esta mágica bahía. Las  tortugas realizan su llegada año a año desde tiempos inmemoriales, entre los meses de octubre a noviembre, para depositar su semilla de vida en las cálidas arenas que servirán de vientre al futuro de su especie.

Por su posición en la bahía, es un sitio privilegiado para observar los atardeceres, que acompañados por una orquesta de grillos y chicharras, tiñen de plata las mansas aguas que acarician las grises arenas de su playa.

Pero como no hablar de su gente, humildes trabajadores, que día a día retoman sus quehaceres en busca del sustento diario para sus familias. Para narrar la real historia de Pochote debemos  descubrir la “fe bronceada” de sus habitantes, recuerdos ancestrales de niñeces perdidas en los caminos del tiempo.

un niño cabalgando sobre su bicicleta, haciendo malabares para mantener el equilibrio, pues bajo un brazo carga una tabla de surf y sobre la espalda………su violonchelo.

 Coloridas viviendas caracterizan la arquitectura de Pochote, llenas de recuerdos que evocan  al mar, fiel compañero en este largo navegar de este pueblo luchador, que aun en condiciones extremas, intenta sobrevivir con dignidad. El pueblo de Pochote, no solo es números y estadísticas, es un conjunto, de vivencias, de historias, de sueños e ilusiones y de un mañana incierto.

 Al caminar por las calles de Pochote, llaman la atención las caras de los niños, cargadas de esperanzas, de un futuro mejor; pero hoy, agradecidos con lo que la madre naturaleza les a regalado: un  pedacito de Paraíso.

“La vida no está a la espera del color verde en los semáforos de la contaminación. Se siente más intensamente su vibración en la orilla de Playa Pochote, seduciendo, vulnerando, anclando su bienvenida con todo el misterio y la magia que embargan naturaleza, gente y música.”

En Pochote, aparte de sus atractivos naturales y ecológicos, destaca así mismo la actividad cultural, en este momento liderada por un Escuela de Música, parte del Proyecto Integral Harmony, a la cual la población de Pochote tiene acceso ilimitado, y la organización de la misma trabaja intensamente en la conformación de la primera Orquesta de Cámara de la Península de Nicoya.

Hoy día, es  usual en este atípico pueblo, toparse con un niño cabalgando sobre su bicicleta, haciendo malabares para mantener el equilibrio, pues  bajo un brazo carga una tabla de surf y sobre su espalda………su violonchelo.